lunes, 17 de marzo de 2008

La Maestra rural..

[...]La Maestra era pura. «Los suaves hortelanos», decía, «de este predio, que es predio de Jesús, han de conservar puros los ojos y las manos, guardar claros sus óleos, para dar clara luz»[...]

[...]Como un henchido vaso, traía el alma hecha para volcar aljófares sobre la humanidad; y era su vida humana la dilatada brecha que suele abrirse el Padre para echar claridad.[...]

[Gabriela Mistral]

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